miércoles, 27 de marzo de 2013

ISOL



Hace algunos años les llevé a mis estudiantes de secundaria una nota sobre Isol, una jovencita que era música, tenía una banda y además ilustraba y escribía libros.

Mi objetivo era mostrarles que la literatura no está pasada de moda, que no aburre, y que abre ventanas a la libertad de la creación si una quiere.



Isol quiso. Con herramientas de niña, mirada y corazón de infancia empezó a recorrer un mundo de amarillos y celestes, de negros y fosforescencias, de mascotas y peques que hacen sonreir a abuelos, hermanos mayores y patos si es el caso.

Y tan universal es el mundo que construye que ha logrado que la mirada rubia de los expertos suecos la lean, la miren, la premien. El Astrid Lindgren confirma la irreverencia.




Desde ayer su foto y las de sus ilustraciones navegan la red de los que amamos los libros. Su retrato se repite con sonrisa generosa, ojos inquisidores, cejas imponentes y la música se le enreda en el pelo castaño.



Isol escribe la vida oscura o luminosa, rebelde y cariñosa que nos habita a todas y todos, aquí abajo en el planisferio, o allá arriba donde los suecos premian.

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