Ayer la ví. El pelo negro le descubría la cara. Me miraba con una sonrisa. Llevaba a su hijito de la mano y un muñeco en la otra mano. Sus ojos brillaban y caminaba lánguida por la calle de arena. Tiene dieciséis y esperó a su hijito a los quince. Aguantó las burlas de los compañeros, luchó por concentrarse en las tareas, y ocultaba la panza en la campera del uniforme verde. Y pienso que es una nena, aferrada a los muñecos y a su hijito. Pero también es una mujer que se animó a dar a luz. Iluminada por la vida, Yésica va por la calle de arena.
2 comentarios:
No sé si decir que tengo un nudo en la garganta o chillar que se respeten los derechos de esa niña...
¡Cuánto por hacer!Como profe, le pedí que se atendiera, le regalé pañales y un poco de nota a decir verdad, para que aprobara el curso. Pero qué pequeña para tanta responsabilidad.
Gracias por tu visita.
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