Según la edad podemos provocar y solicitar diferentes actividades a partir de la creación de un Haiku. Por un lado hay una exigencia métrica que nos permite trabajar el ritmo y el silabeo, por otro, favorecemos la inmersión de las personas en la naturaleza, estimulamos su poder de descripción y de evocación. Al mismo tiempo se incentiva la creación de imágenes con el lenguaje verbal y la ilustración, la pintura o la fotografía.
El haiku es, en su encantadora pequeñez, una fuente inagotable de estímulos creativos.
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Hace 13 años
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