La profesora Araceli Fernández García nos describe su experiencia desde Madrid:
Mi trabajo se desarrolla dentro de un EQUIPO PSICOPEDAGÓGICO DE DISCAPACIDAD AUDITIVA de Madrid. No damos clase directa a los niños y niñas, sino que colaboramos con el profesorado en cómo organizar la respuesta en las aulas y también trabajamos con las mamás y papás cuando recién les acaban de dar la noticia de la sordera de sus hijos. Pero como a mí lo que me gusta son los niños y niñas siempre invento algunas cosas para poder ir a las aulas y contar cuentos o realizar actividades lúdicas. El profesorado en general lo acepta muy bien. Otra compañera joven que se ha incorporado también lo hace, pero solo somos dos las que nos atrevemos al contacto directo con el grupo aula. A mí me encanta. Utilizo
Cosita Linda en las aulas de 3 hasta 5 años. La idea parte primero y principal de que me encanta el cuento, su ilustración, la capacidad de Browne para que sus personajes expresen sentimientos desde sus caras, tan humanas. Por otra parte deseaba valorar el uso de la lengua de signos como cosa especial y digna de admiración. La diferencia como valor en positivo que construye la autoestima, la lengua de signos como signo de identidad positiva. ¡A qué niño de estas edades no le parece mágico que un gorila hable signos! Y además quería dotar a los niños y a sus compañeros oyentes de un
vocabulario en signos que normalmente no les enseñan, aquél
que expresa sentimientos.
La cara de Koko, los signos, la historia de la amistad... Voy y cuento el cuento en las aulas donde hay un niño sordo o dos o tres y el resto son oyentes... Miran extasiados, comentan, se fijan en los detalles...(dentro de las flores que aparecen están las caras de Koko y Linda, un niño sordo me lo mostró, yo no lo había visto), les llega la historia, cada uno a su nivel. Unos incluso hacen teoría de la mente diciendo que Linda ha mentido. Otros se fijan en los juegos de Koko colgado de la lámpara... Cada uno según su nivel de desarrollo...
para eso sirven los cuentos, para hablar a cada uno desde su propia experiencia y avanzar en ella. Sordos y oyentes aportan cosas diferentes, sus intereses o capacidades perceptivas son distintas, pero ricas por igual. Luego les enseño a signar los distintos sentimientos básicos: tristeza, alegria, miedo, aburrimiento... y les dejo en el aula un dibujo de los signos, sobre todo para que su profesora se acuerde de emplearlos con los chicos.
Solo abro una puerta, pero bien está, que entre el aire de los sentimientos en la escuela. Al año que viene volveré y plantearé más actividades o juegos con el mismo eje, quizá con otro cuento, quizá volviendo a leer Cosita Linda...
Narración, placer en narrar, placer en "escuchar con ojos o con oído", poner nombre a las experiencias... y la belleza arrebatadora de una ilustración que se desliza en cualquier alma sensible... por tanto en la de los niños. Ahí está basicamente mi disfrute con Cosita Linda. Espero que os guste. Besos estelares desde Madrid con huelga de funcionarios.
1 comentarios:
Gracias por prepararme la entrada tan bonita. Besos.
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