un texto literario nos impregna más allá de nuestros gustos personales. Quedan sedimentos. Como cuando el mar nos golpea y nos tira contra la conchilla. Nos guste o no salimos con energía, con sabor a sal y doloridos.
“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”. J.L.Borges.
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